TRABAJO
SOBRE PRESENTACIÓN DE ALGUNOS TIPS PARA UNA BUENA GESTIÓN FINANCIERA Y PROPUESTA FINANCIERA PARA LOS COLEGIOS
ALUMNA:
Mª Del Carmen Ancaya MartÍnez
2011
Siete principios básicos para el manejo
financiero de una empresa
Por:
César Iván Díaz es
Ingeniero Industrial y en Sistemas Organizacionales por la ULSA y posee un
postgrado en Finanzas por la UNAM. Es consultor y conferencista en temas de
estrategia y mejora continua, y socio director en Doxa Soluciones, firma de
consultoría especialista en PyMEs.
Principio #1: La buena administración
Una
empresa es como un árbol que se planta; requiere de tiempo y cuidados antes de
poder dar frutos. Si comenzamos a podar el árbol cuando aún está pequeño y en
crecimiento, lo convertiremos en un “bonsái” (árbol enano), o peor aún, se
secará y morirá. En otras palabras, si el dueño de una empresa “extrae”
recursos más allá de la capacidad de ésta, pasará una de dos cosas: se quedará
enana o morirá.
Para que esto no ocurra, el dueño debe verse a sí mismo solamente como el administrador de la empresa, asignándose un salario (y limitarse estrictamente a éste) que se considere justo por su trabajo, pero que también la empresa esté en posición de pagar. No se precipite y compre cosas muy lujosas, sólo porque “hay que impresionar a los clientes con una buena imagen”, no piense que al fin y al cabo son deducibles de impuestos, pues salen “a nombre” de la empresa.
Sea paciente y ya habrá tiempo de hacer esos gastos cuando el negocio lo permita, ya que si los hace antes de tiempo, estará “podando” su empresa.
Para que esto no ocurra, el dueño debe verse a sí mismo solamente como el administrador de la empresa, asignándose un salario (y limitarse estrictamente a éste) que se considere justo por su trabajo, pero que también la empresa esté en posición de pagar. No se precipite y compre cosas muy lujosas, sólo porque “hay que impresionar a los clientes con una buena imagen”, no piense que al fin y al cabo son deducibles de impuestos, pues salen “a nombre” de la empresa.
Sea paciente y ya habrá tiempo de hacer esos gastos cuando el negocio lo permita, ya que si los hace antes de tiempo, estará “podando” su empresa.
Principio
#2: Debe existir equilibrio entre las entradas y las salidas de dinero en una
empresa
En
términos generales, existen solo dos formas importantes de que entre dinero a
la empresa: por una aportación de capital (que puede ser de un inversionista,
del apoyo de alguna institución o de un préstamo), o por ingresos derivados de
las ventas.
Por
otra parte, las salidas de dinero se catalogan en costos (compra de materias
primas o de los productos que la empresa revende, etc.), gastos de operación
(salarios, renta, etc.), inversiones (en maquinaria, en mobiliario, o en
publicidad), y por último, utilidades (lo que haya quedado después de todas las
demás salidas). Es primordial respetar esta jerarquía en cuanto a las salidas
de dinero, si “tomamos” utilidades y quedamos a deber costos o gastos de
operación, solo nos estamos haciendo tontos, pues en realidad no hay tales
“utilidades”. Podemos resumirlo de la siguiente manera: no puede salir nada que
no haya entrado primero.
Los
problemas comienzan cuando ponemos más atención a las salidas que a las
entradas. Es importante cuidar que no se gaste excesivamente, pero es más
importante incrementar los ingresos por ventas.
Principio #3: La ley de la siembra y la cosecha
Siembre
escasamente y cosechará escasamente, siembre con abundancia y cosechará con
abundancia. Éste principio guarda mucha relación con los dos anteriores. Como
dueño o administrador usted es ejemplo para sus empleados, proveedores y
clientes. Por eso, en la medida de las posibilidades de la empresa, siembre en
salarios decorosos; siembre al contratar un empleado más, si la actividad así
lo demanda, en vez de “negrear” más al que ya tiene; siembre en uno o dos
cursos de capacitación al año; siembre en materias primas de buena calidad y en
proveedores confiables (aunque no sean los más baratos), siembre en darle un
pequeño extra al cliente, siembre en contratar al menos un poco de publicidad.
Siembre en asesorarse por profesionales para tomar decisiones de negocio
importantes o mejorar su negocio. No trato de decir que debe reinvertir TODAS
las utilidades obtenidas (aunque al inicio siempre es aconsejable), pero ponga
en práctica esto de sembrar en vez de querer todas las ganancias para usted
manteniendo “anémica” a su empresa, y verá los resultados.
Muchas
empresas (principalmente aquellas con poco tiempo de haber iniciado), que se
echan a cuestas grandes gastos de operación e invierten fuertemente en
mobiliario y equipo, pero que no saben todavía cómo o a través de quién van a
vender sus productos. Hay quienes primero rentan una oficina “bien ubicada”, se
compran un bonito escritorio y una computadora (o red de computadoras) muy
potente para llevar la “administración” del negocio, contratan Internet de
banda ancha y dos líneas telefónicas (porque estaban de oferta), y tienen un
bonito modelo financiero del negocio proyectado a 5 años, pero aún no han
tenido ingresos por ventas que significativas. Entonces, ¿con qué piensan
mantener todo eso? Recordemos que los ingresos por ventas son la única forma de
que una empresa tenga éxito.
En
un caso extremo es preferible empezar trabajando desde casa con un teléfono
celular, consultando la cuenta de correo gratis en un café Internet y con una
buena (y aterrizada) idea de negocios, pero enfocándose primero en conseguir
clientes y cerrar ventas, que enfocarse en comprometer el capital de la empresa
antes de conseguir el primer pedido. A menos que sea un negocio abierto al
público, unas instalaciones bonitas ayudan, pero por sí mismas no consiguen
clientes. Aunque si los ingresos por ventas así se lo permiten, entonces
adelante, siembre en su empresa.
Por
favor, evite las ofertas si realmente el negocio no las necesita en este
momento. No adquiera cosas innecesarias “sólo” porque son deducibles de
impuestos, eso puede que ayude fiscalmente en el corto plazo, pero a la larga
es una práctica muy perjudicial.
Una
cosa más, evite también el socorrido “hágalo usted mismo” con tal de ahorrar.
Recuerde que el objetivo de una empresa es ganar dinero vendiendo sus productos
o servicios, no ahorrar en costos y gastos. En teoría, las ventas pueden crecer
sin límite, pero también en teoría los gastos no pueden llegar sino hasta cero.
Por eso, en vez de perder (usted o su personal) excesivo tiempo tratando de
aprender a hacer algo que no sabe hacer y que NO tiene porqué saber hacer,
mejor páguele un precio razonable a un experto (quien seguramente lo hará mejor
y mucho más rápido), y dedique ese tiempo a atender los asuntos de su negocio.
Principio #5: O bien vendido o bien
podrido
Este
es un dicho popular entre los comerciantes de frutas y vegetales, y significa
que nunca debe “malbaratar” los productos o servicios de su empresa, sólo por
vender “aunque sea algo”. Si usted no cree en el valor de lo que ofrece, sus
clientes tampoco lo harán. Recuerde que de su margen de ganancia es de donde sale
para pagar los gastos de operación, para las inversiones en el negocio, y en
última instancia, para las utilidades.
Principio #6: Nunca fiar
Una
cosa es dar crédito, y otra muy diferente es fiar. Si tenemos la intención de
dar crédito a nuestros clientes, antes debemos ver qué tantas posibilidades hay
de que no nos paguen (y si la empresa está en posición de asumir ese riesgo), y
además debemos contar con alguien que se encargue de la cobranza, dándole
“armas” para hacer su trabajo, como pagarés firmados, acuses de recibo,
contratos, etcétera (porque es seguro que van a hacer falta). Si no hacemos
todo esto, simplemente estamos fiando, y fiar es lo más parecido a regalar
nuestro producto o servicio (que por cierto, a nosotros no nos regalaron), y a
la que tendremos que dedicar tiempo y dinero para cobrar (y que tal vez alguien
más pudo habérnosla comprado de contado); eso nos distraerá de estar vendiendo
o atendiendo el negocio. Es un grave error acabar fiando con tal de “vender”.
¡No lo haga! Usted no ha vendido en realidad su producto o servicio si no ha
podido cobrar por él.
Principio #7: Tenga siempre una reserva
de efectivo
Este
es probablemente el principio que requiere de menos explicación: simplemente,
los imprevistos ocurren. Aunque esto varía dependiendo del giro y tamaño de la
empresa, en general recomiendo que se procure tener COMO MÍNIMO el equivalente
a 3 meses de gastos de operación como reserva de efectivo. Y por favor, no los
guarde “debajo del colchón”, pregunte a su banco por algún instrumento de
inversión acorde a sus necesidades.
Uno
de los beneficios más importantes de aplicar estos siete principios es que
están enfocados a proteger el capital de trabajo del negocio, el cual es como
“el aceite” que permite al motor de su empresa funcionar bien y generar
ingresos por ventas.
Como
vemos, no es tan complicado tomar buenas decisiones sobre el manejo del dinero,
siempre y cuando se basen en buenas prácticas de negocios.
Un Modelo Financiero, es una herramienta de gestión que
permite proyectar el resultado futuro de las decisiones que se planean tomar en
el presente. Es una representación dinámica del balance que permite conocer la estructura
financiera de la empresa en razón del volumen de ventas y su estrategia
comercial, de compras, cobranza, capitalización y endeudamiento. El modelo se
modifica de acuerdo con las decisiones que toma la dirección, las
modificaciones que se derivan de la operación normal de la empresa y el efecto
de factores externos.
ENTONCES
¿QUE MODELO FINANCIERO LE CORRESPONDE A UN COLEGIO?
El modelo financiero
de un colegio corresponde a un modelo poblacional.
Por
lo tanto, el cálculo de su MATRÍCULA constituye el corazón de la aplicación.
Para ello se calcula la población que demanda servicios educativos y, tomando
en consideración las tasas de ingreso y transición, se proyecta la matrícula
educativa según modalidades de servicio, lo cual facilita su estructuración y
entendimiento. Para el caso del flujo de población representado, anualmente
ingresan al stock de población con 1 año de edad (B) las personas que en el
período anterior tenían 0 años (A) y no fallecieron. Así sucesivamente se
calcula la población que demanda servicios educativos para ingresar a
preprimaria y primaria.
Posteriormente, se utilizan las tasas de ingreso por edades simples para
estimar el número de estudiantes que entran a preprimaria y primer grado.
Adicionalmente, se utilizan las tasas de deserción y de repitencia por grado
para estimar la matrícula anual por grado y por nivel educativo.
Los
alumnos solamente pueden ingresar a segundo grado (o a cualquiera de los grados
superiores) si previamente han pasado por primer grado. Por lo tanto los
alumnos que ingresan a segundo son aquellos que pasaron por primer grado y no
abandonaron, ni repitieron:
• Promoción a segundo = alumnos primero*[(1-tasa abandona primero)
– (tasa repetición primero)]
Una
vez estimada la matrícula, ésta se agrupa según sexo, área de residencia
(urbano o rural), y modalidad de servicio (privado, con subvención,
autogestión, bilingüe, etc.) con el objetivo de calcular los recursos que se
necesitan para brindar el servicio educativo según sus características. Por
ejemplo, la alimentación escolar y la transferencia de recursos para la compra
de útiles escolares.
El motor del modelo es el FLUJO DE ESTUDIANTES dentro del sistema educativo. Dicho flujo de
estudiantes interacciona con las políticas pedagógicas y de provisión de
insumos definidas en cada submodelo para determinar los costos financieros del
sistema.
Es importante destacar que existen relaciones
importantes dentro de los diferentes submodelos creados. Por ejemplo, el número
meta de alumnos por maestro determina el
total de maestros requerido, lo que a su vez incide en el número de aulas que
se necesitan. Si hay 1 millón de estudiantes y la política busca llegar a una
tasa promedio de 50 alumnos por maestro, el número de maestros requeridos sería
20,000, también se requeriría igual número de aulas. Cada uno de los submodelos desarrollados
tiene costos específicos que son tomados en cuenta por el modelo para llegar a
un costo total, el cual es el presupuesto meta. La diferencia entre los
requerimientos presupuestarios y el presupuesto asignado al MINISTERIO DE EDUCACIÓN en el Presupuesto General de
la República determinan la brecha financiera.
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